La historia de los Narcosatánicos y Sara Aldrete será una serie de HBO Max que se lanzará el próximo 13 de julio bajo el título ‘La narcosatánica’.
HBO Max anunció la salida de la serie documental La narcosatánica, la cual se basa en el caso de los ‘Narcosatánicos’ y Sara María Aldrete Villarreal. Esta mujer fue acusada de varios homicidios en la década de los 80 relacionados con rituales satánicos, santería y magia negra.
La serie se estrenará el próximo 13 de julio de 2023 en HBO Max. Para que la veas con más ganas, te contamos la verdadera historia de los Narcosatánicos, uno de los casos más sonados y sanguinarios de la nota roja mexicana.
La historia de los Narcosatánicos
Esta historia tiene dos nombres fundamentales: Adolfo de Jesús Constanzo y Sara Aldrete. Él se inició en las prácticas ocultas desde muy joven, gracias a su madre, quien trabajó como sacerdotisa del culto Palo Mayombe en Cuba. La mujer, de la que no se tienen muchos datos, también introdujo a Adolfo de Jesús al mundo del crimen, ya que lo orillaba a participar en robos a tiendas y asaltos a turistas en Florida.
Con el paso de los años Constanzo se refugió en el ocultismo y se hizo amigo de un conocido sacerdote quien le enseñó trucos de magia oscura para poder consagrarse en el incipiente negocio del narcotráfico.
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Después de vivir en Puerto Rico y los Estados Unidos, Constanzo arribó a México en 1983. Comenzó a trabajar como modelo, pero al mismo tiempo como curandero, santero y médium, actividades en las que se ganó una gran reputacion. Tanto así que entre su clientela se encontraban importantes personalidades del medio del espectáculo. Asimismo, hacía trabajos para las altas esferas del poder político e importantes jefes de la policía.
Vínculos con el narco
Debido a su carisma, Adolfo de Jesús Constanzo se ganó el aprecio de los líderes narcotraficantes del norte de México, al mismo tiempo que reunía un grupo de seguidores a su alrededor. En 1985, Constanzo y sus discípulos se establecieron en Matamoros, Tamaulipas.
En este sitio trabajaron como uno de los sanguinarios brazos armados del Cártel de Juan García Abrego. Al mismo tiempo comenzaron a practicar ritos en donde utilizaban partes de los cuerpos de sus víctimas para realizar misas. En estas ceremonias pedían protección y hacían hechizos con los que podían volverse ‘invisibles’ a ojos de las autoridades.
Adolfo, a quien le conocían como ‘El Padrino‘, cometió crímenes realmente aberrantes, como el de Mark Kilroy, un turista estadounidense que fue secuestrado, violado y asesinado simplemente por los deseos de Constanzo de ofrecer ‘un hombre blanco y angloparlante‘ a su culto.
La desaparición de Kilroy llamó la atención de las autoridades en ambos lados de la frontera, debido a la cercanía de la víctima con un trabajador de la aduana estadounidense. Una noche, uno de los involucrados en los ritos de la secta fue detenido en un retén policiaco en Tamaulipas. El sujeto iba cargado con armas y drogas, y pensó que nadie podría verlo debido a su supuesta capacidad de invisibilidad.
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Un macabro hallazgo y el final de los Narcosatánicos
Después de interrogar al sujeto, la policía acudió al Rancho Santa Elena el 11 de abril de 1989, donde alguna vez vivió Constanzo. Ahí descubrieron los restos del turista americano. Según dijo el detenido, Constanzo y su equipo consumieron parte del cerebro de Kilroy en una poción mágica para hacerlos invisibles. No fue lo único que encontraron: en el lugar se hallaron partes de animales y cadáveres de al menos 14 personas que también fueron mutiladas por el grupo. También había droga, armas y vehículos bien equipados. Según algunos reportes, el cuerpo de Kilroy no tenía piernas, columna vertebral, ni cerebro.
En el lugar también se encontraron instrumentos tradicionales de la práctica de la santería, velas, colillas de cigarros, restos de animales, ropa teñida de sangre, aguardiente, cuchillos y machetes.
El Rancho Santa Elena no fue el único lugar donde aparecieron restos humanos. En el Rancho Librada, a corta distancia de ahí, también se encontraron cadáveres, aunque nunca se probó que tuvieran que ver con las prácticas de este grupo delictivo, quien también tenía propiedades en Monterrey y en el Estado de México.
La justicia rastreó a los ‘Narcosatánicos‘, como les llamó la prensa, hasta un departamento en la Ciudad de México. El 6 de mayo de 1989, Adolfo de Jesús Constanzo pidió a uno de sus seguidores que acabara con su vida, mientras la policía rodeaba la propiedad. Así terminó la carrera criminal de uno de los líderes religiosos más sanguinarios de la historia en México.
¿Quién fue Sara Aldrete y qué tiene que ver con los Narcosatánicos?
Sara María Aldrete Villareal nació en Matamoros, Tamaulipas, en 1964. Estudió en los Estados Unidos, específicamente en el estado de Texas, en donde obtuvo una residencia para estudiar en la universidad.
En la década de los 80, Sara estudiaba la carrera de Educación Física en el Texas Southmost College en Brownsville. Sus allegados la describían como una mujer amigable y trabajadora, y “estudiante modelo”.
Al mismo tiempo que estudiaba, Sara formaba parte del grupo criminal de Adolfo de Jesús Constanzo a quien conoció en Matamoros. A Sara se le conocía como “La madrina”, “La bruja”, “La sacerdotisa”, “La concubina del diablo”, “La comeniños” y “La narcosatánica”, según el libro rojo de la Administración de Justicia del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.
Algunas versiones apuntan a una supuesta relación sentimental entre ambos, aunque esto nunca se ha confirmado.
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De acuerdo con el testimonio de algunos miembros del grupo, Sara Aldrete se dedicaba a reclutar nuevos adeptos y a preparar las partes de los cuerpos de sus víctimas. Recordemos que las investigaciones revelaron que ‘Los Narcosatánicos’ secuestraban personas para torturarlas y sacrificarlas en rituales. Esto se hacía con el objetivo de proteger a sus miembros para continuar con sus actividades delictivas.
Aquel 6 de mayo de 1989, Sara se encontraba al lado de Adolfo de Jesús Constanzo. Cuando el líder murió, Sara Aldrete salió viva y las autoridades la arrestaron junto con otros dos compañeros. Aldrete recibió una condena de 60 años que se redujo a 50 cuando también se acortaron los cargos en su contra.
En la prisión, Sara Aldrete escribió el libro Me dicen la narcosatánica, donde cuenta su versión de los hechos, además de denunciar la tortura y violencia sexual que vivió por parte de las autoridades. Actualmente se encuentra en prisión y lucha en contra del cáncer desde hace algunos años.
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“Éste es un proyecto personal, no por encargo, que empezó en la escuela hasta convertirse en una docuserie. Le agradezco a Sara que haya decidido contar está historia que no conocíamos. El caso es un mito y nadie tiene las respuestas, pero al correr de los tres episodios éstas se irán hilando y al final el espectador sacará sus propias conclusiones”, afirmó Pat Martínez, la directora de La narcosatánica, durante su presentación en el reciente Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
“Cuando vean esta historia, se encontrarán con el encanto arrasador de Sara, lo macabro de la historia, los matices políticos y la idiosincrasia local (de Matamoros) y ese tipo de historias buscábamos en HBO Max. Queríamos un personaje fuerte y eso lo encontramos en Sara. En un inicio, la relación de Pat con Sara fue lo que nos llamó la atención como proyecto y fue ese vínculo tan íntimo, lo que nos permitió creer en la historia en la que estarán presentes tres capas. Al inicio se tenía una sola del caso y a la hora de contarlo en la docuserie, se irá desmitificando la historia al punto que cada persona podrá formar su propio juicio”, dijo Claudia Fernández, Gerente Senior de desarrollo de contenido de no ficción de Warner Bros. Discovery, a los asistentes.
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