El fin de una era llegó. Stan Lee falleció a la edad de 95 años y sólo nos queda agradecer por haber podido conocer su obra a través de las páginas de Marvel y aunque famoso alrededor del mundo, la realidad es que casi nadie lo conoció completamente. Sólo una persona puede acercarse a portar ese título y esa fue su esposa, Joan Lee.
Stan Lee nace un 28 de diciembre de 1922 en Nueva York, Estados Unidos. Siendo apenas un recién nacido, no sabría que ese mismo año en Newcastle, Inglaterra, también llegaba al mundo, Joan Boocock Lee, a quien conocería hasta los años cuarenta y que en palabras del hombre Marvel: “Es la mujer que estuve dibujando toda mi vida”.
Joan y Stan unieron sus vidas en matrimonio la misma década en la que se conocieron y permanecieron juntos hasta la muerte de Joan en 2017, juntando 69 años de casados. Ambos dejando un gran legado no sólo para la industria del cómic, sino para la humanidad.
Stan Lee siempre admitió que mucha de su inspiración venía de su esposa. En una entrevista en 2002, Joan Lee compartió: “Stan siempre dijo que yo tenía cara de caricatura. Nunca sentí que fuera una especie de cumplido”. Quizás las palabras al aire no podían describir lo que Stan veía en ella, sin embargo, su trabajo en los cómics reflejaba su gran amor; sentimiento que decidió compartir con Spider-Man y así es como llegó Gwen Stacy a la vida del arácnido.
No era la primera vez que Joan ayudaba a su esposo con su trabajo. Años antes con un Stan Lee enfadado con la industria del noveno arte y a punto de dejar Marvel Comics, Joan le haría una recomendación que cambiaría todo:
“ Antes de renunciar, ¿por qué no escribe un cómic del que estarías orgulloso”
Propuesta de la que nacerían los 4 Fantásticos en 1961. El tiempo pasó y el universo Marvel creció tanto hasta ser uno de los sellos editoriales más grandes del mundo hasta nuestros días.
Stan y Joan Lee podrán ya no estar entre nosotros, pero su legado vive a través de cada persona que abre un cómic de Marvel. En el fondo, Stan sabía que es el amor lo que salvaría al mundo, al igual que el amor de su esposa lo salvo a él.