En días recientes, la agencia de noticias Reuters publicó un artículo concerniente a una nueva tendencia de manga en Japón: historias creadas, protagonizadas y dirigidas a públicos de mediana y avanzada edad.
Sin embargo, de acuerdo con las editoriales japonesas, el interés por este tipo de historias no sólo es de las personas en esos rangos de edad; muchos jóvenes japoneses también as consumen. La razón es que los temas que se tocan representan algunas de las características más discutidas de la sociedad japonesa contemporánea y eso es del interés de amplios sectores de la población.
Es sabido que, como medio, el manga nunca ha dejado tema sin tocar. Desde las clásicas historias de aventuras, deportes, romance y magia hasta momentos particulares de la historia de Japón (y de otras partes del mundo), nada ha escapado a la pluma e ingenio de los mangaka. Sin embargo, cuando personas de mediana o avanzada edad aparecen en sus historias, muy rara vez ocupan lugares centrales.
Esta tendencia parece estar cambiando. Uno de los manga recientes que abordan esta temática con éxito es Sanju Mariko, de Yuki Ozawa. Mariko, la proagonista, es una viuda de ochenta años de edad que está harta de compartir la casa con su hijo, su esposa y sus nietos, así que sale de su casa para ir a un Net-cafe y dedicarse a escribir. Esta acción, que Mariko consideraba impensable, eventualmente se convierte en una nueva forma de darle un giro a su vida. Sanju Mariko fue merecedor del Premio Kodansha de este año en la categoría general.
Otro ejemplo es Oya-san to Boku, de Taro Yabe, que se basa en las experiencias reales entre el autor, un comediante de cuarenta años, y su casera, una mujer de edad avanzada, con quien comparte conversaciones acerca de la vida. Lamentablemente, pese a haber sido reconocido con el Premio Cultural Osamu Tezuka a la Mejor Obra Corta, este manga entró en pausa debido al fallecimiento de su casera.
Algunos rozan aspectos de la vida que algunos podrían considerar como poco comunes. Ejemplo de esto es el manga Metamorphoze no Engawa, de Kaori Tsurutani, que gira en torno a la amistad de una chica adolescente y una viuda septuagenaria, con quien comparte el amor por leer manga yaoi.
Sin duda, este tipo de historias llegó para quedarse y paulatinamente están ganando fama e interés entre el público. Será muy interesante seguir el desarrollo de esta tendencia y encontrar en estas historias nuevas maneras de apreciar el medio.