Batman #1: el Dúo Dinámico se lanza a la aventura

Por Dennis O’Neil

En la primavera de 1940, cuando BATMAN #1 fue publicado, los editores de DC Comics supieron que tenían algo especial.

La historia del debut de Batman es conocida por sus seguidores y por los historiadores de cultura popular e, inclusive, por gente con un interés pasajero en el desarrollo de los cómics. No hay necesidad, entonces, de contar de nuevo la manera en que el personaje apareció en mayo de
1939 como una presentación
de seis páginas en DETECTIVE COMICS #27; tampoco cómo el artista Bob Kane y el
 escritor Bill Finger le dieron a
su héroe una perfecta historia de origen seis meses después, así como el primer compañero de los cómics –Robin, el Chico Maravilla, por supuesto– cinco meses más tarde. Y luego, Batman fue premiado con la máxima distinción posible para un héroe de cómics: se le dio su propio título.

Todo eso son noticias viejas.

Lo que no es muy sabido acerca del BATMAN #1, y debe ser históricamente importante, es que Batman es el único héroe en la revista. Por supuesto, hay un puñado de presentaciones sin Batman (ante esto se les invita a sonreír con las desventuras de Major Bigsbe an’ Botts y Ginger Snap, y ampliar su educación al conocer Hechos Fantásticos y disfrutar de las dos historias cortas “Estrictamente Publicidad” y “Dos Ases”). Pero las cinco aventuras de Batman son las únicas historias de acción y aventura en la publicación de 64 páginas. Tanto espacio dedicado a un héroe tan sólo era precedido por SUPERMAN #1. Eso da fe de la extraordinaria confianza editorial que había en el vigilante encapotado de Kane y Finger.

Los casi ochenta años que han pasado desde entonces constatan la sabiduría de aquellos primeros editores.

El Hombre Murciélago de estas páginas es, claramente, algo aún en proceso; pero iba progresando realmente bien. Mucho de lo que le da a Batman su sello particular y su popularidad a prueba del tiempo está aquí, al menos de manera embrionaria. Este Batman es un detective, un moralista, un guerrero y una figura paternal, todos aspectos de una personalidad ficticia compleja que sería total- mente desarrollada durante las siguientes décadas.

De especial interés resultan los tipos malos. Es algo obvio en la creación de un héroe ficticio: un héroe debe estar al nivel de sus enemigos –de hecho, en gran medida ellos lo definen. De esa manera, Kane, Finger y toda la gente talentosa que les siguieron ayudaron enormemente a Batman al suministrarle una sobresaliente galería de granujas. Hugo Strange y Dr. Death, un par de buenos intentos en crear villanos, habían aparecido en DETECTIVE, pero el primero de los verdaderamente espléndidos y duraderos enemigos hizo su debut en BATMAN #1.

Joker, quien apareció en dos de las historias, es el primero de una larga lista de villanos de Batman cuya personalidad la llevan marcada en su forma de vestir (y en su rostro). Él es, sin duda, la más perfecta encarnación moderna de lo que los mitólogos llaman “el arquetipo del embaucador”, una figura presente en muchas de las mitologías del mundo cuya principal motivación es, simplemente, despertar las llamas del Infierno. Otro de los duraderos enemigos de Batman, Catwoman, es presentada como “Cat”. Alejada aún de la atrevida bravucona en disfraz en que se convertiría, ella sigue siendo una inteligente y seductora ladrona hacia la cual Batman se siente atraído, como lo hemos visto desde entonces, brindando así a las historias en las que ella aparece la emoción y tensión dramática del romance prohibido.

Joker y Catwoman fueron los modelos para Two-Face, Riddler, Penguin, Ventriloquist y una docena más de divertidos asesinos, ladrones, dementes y malhechores en general que han sido conquistados por Batman en películas, radio, televisión y, no olvidemos, en cómics desde entonces.

En suma, BATMAN #1, cuya reproducción ahora tienen en sus manos, es algo histórico –un genuino gran suceso en la historia de la cultura popular de Estados Unidos. Pero también es lo que sus creadores intentaban que fuera, hace muchos años, antes de que supieran que su trabajo sobreviviría en un nuevo siglo y más: Es entretenimiento puro.

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